El exfutbolista se ha sincerado sobre el impacto que ha tenido en su estado anímico el sinfín de rumores y medias verdades que habrían circulado sobre el fin de su relación con la celebridad
Gerard Piqué no quiere entrar en el juego de tener que confirmar o desmentir la infinidad de rumores que han circulado sobre su extinta relación con Shakira, madre de sus hijos Milan y Sasha. Sin embargo, el exfutbolista tampoco ha esquivado el espinoso tema de su controvertida separación de la cantante en su última aparición pública, en la que ha recordado los momentos tan duros que ha vivido por el rechazo que provoca en un amplio sector de la opinión pública, que trasciende a la amplia base de fans de la artista.
Al margen de las canciones que Shakira ha dedicado al fin de su historia de amor, como ‘Te felicito’ o la más explícita ‘Sesión 53’ junto a Bizarrap, repleta de reproches hacia el exjugador del Barça, Piqué se siente especialmente molesto por los crueles comentarios que ha venido recibiendo en las redes sociales, o por el “circo” mediático en que, a su juicio, se convirtió la cobertura informativa, de alcance mundial, sobre un aspecto tan íntimo de su vida.
“Si yo le hubiera dado importancia a todo lo que se dijo de mí, yo ahora mismo estaría encerrado en un piso o me habría tirado desde un sexto”, ha revelado así de tajante el exdefensa del FC Barcelona en conversación con la emisora RAC 1. Piqué también ha lamentado el retrato tan poco favorecedor que se ha hecho de su persona y de su actual noviazgo con la joven Clara Chía, del que se ha llegado a dar por hecho que nació de una infidelidad. “De todo lo que se ha vivido, la gente no sabe ni un diez por ciento de lo que ha pasado en realidad”, avisa sobre una avalancha de noticias que, apunta, “en su mayoría no son reales”.
En su entrevista al programa ‘El món’, el que fuera campeón del mundo con la selección española ha subrayado que trata de encajar las críticas con deportividad, ya que “forman parte del show” en que viven los famosos, lo quieran o no. Pero ha dejado patente que él no va a contribuir al debate sobre su vida cotidiana y la de sus hijos -de 10 y 8 años, respectivamente-, pues resulta imperativo proteger su derecho a la intimidad.
“El año 2022, seguramente fue el año en que pasaron más cosas, desde mi separación hasta mi retirada. Pasó de todo”, ha admitido con resignación sobre ese nivel de protagonismo indeseado.