Jeff Bridges descubrió ‘la magia de la vida’ cuando estuvo a punto de morir

El actor, de 75 años, fue diagnosticado de linfoma no Hogkin en 2020 y luego cayó muy enfermo de COVID-19, y admitió que aprendió mucho de sus problemas de salud.

Jeff Bridges descubrió “la magia de la vida” cuando estuvo a punto de morir.

El actor, de 75 años, fue diagnosticado de linfoma no Hogkin en 2020 y luego cayó muy enfermo de COVID-19, y admitió que aprendió mucho de sus problemas de salud.

Así lo dijo a la revista Saturday Review del periódico The Times: “Es interesante. El oro está precisamente en las cosas que intentas evitar: el cáncer, la muerte, lo que sea. Te das cuenta de cosas de las que sólo te puedes dar cuenta en esa situación: lo mucho que amas y te aman, lo dispuesto que estás a dejar ir, la comprensión de la muerte, todas esas cosas espirituales con las que nos entretenemos. Cuando realmente te pones a ello… ¡Whoo! Es sabroso… Sólo cuando te frotas contra esa mierd* ves la magia de la vida”.

A pesar de sus años de éxito, el actor de ‘Crazy Heart’ admitió que todavía se pone nervioso con su trabajo.

Al preguntarle si todavía siente cierto nerviosismo, se rió y afirmó: “Todavía me pongo nervioso, hombre, ¡y mucho! Con mi hija Jessie salgo con un grupo llamado The Abiders y nos sentamos entre bastidores antes del concierto y decimos: ‘¿Qué estamos haciendo? Esto es terrible’. No queda más remedio que reírse. Me llega una gran oportunidad como ‘Crazy Heart’ y me pone aún más nervioso porque no quiero arruinarlo. Al principio rechacé el papel. Quería mantenerlo en el reino de los sueños, donde era seguro. Cuando lo pasas a la realidad, el sueño puede fallar”.

Jeff, hijo del actor Lloyd Bridges y de la actriz y escritora Dorothy Bridges, supo por fin que la interpretación era lo suyo cuando se dio cuenta de que “estaba bien tener miedo” en su carrera, cuando apareció en ‘The Iceman Cometh’, de 1973.

Dijo: “Nuestros padres estaban entusiasmados con que sus hijos fueran actores. Pero, ¿qué niño no quiere rebelarse contra sus padres? Pensaba dedicarme a la música porque parecía mucho más atractivo, y sólo acepté mi destino después de rodar ‘The Iceman Cometh’ en 1973. Fue una adaptación de cuatro horas de la obra de Eugene O’Neill y yo trabajaba con viejos maestros como Fredric March y Lee Marvin. Estos tipos seguían angustiados por hacerlo bien, después de décadas en el negocio, y fue entonces cuando me di cuenta: está bien tener miedo. Fue un gran cambio en mi mente”.

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