La cantante debutó en el West End en el thriller de Danny Robins ‘2:22 – A Ghost Story’ en 2021, en el que interpretaba al personaje principal Jenny, una mujer que cree que su casa de Londres está encantada y que un fantasma visita a su hijo a las 2:22 de la madrugada todas las noches.
A Lily Allen le “atrae el peligro y el miedo” a hacer cosas nuevas.
La cantante de 40 años debutó en el West End en el thriller de Danny Robins ‘2:22 – A Ghost Story’ en 2021, en el que interpretaba al personaje principal Jenny, una mujer que cree que su casa de Londres está encantada y que un fantasma visita a su hijo a las 2:22 de la madrugada todas las noches.
Y como era su primer espectáculo teatral, fue la idea de lo desconocido lo que le hizo querer participar.
Así lo contó la intérprete de ‘Fear’ a su amiga Miquita Oliver, de 41 años, en el último episodio de su podcast ‘Miss Me?’: “Tengo que decir que cuando firmé para hacer ‘2:22’, la primera obra que hice, no lo sé. Me apunté porque me parecía aterradora, y en ese sentido me atraen el peligro y el miedo”.
Sin embargo, hacer ‘2:22 – A Ghost Story’ no le dio ningún miedo a Lily, y se divirtió mucho creando “vínculos estrechos” con los miembros del reparto, entre ellos la estrella de la serie de televisión de terror, ‘Archive 81’, Julia Chan, de 42 años, el actor de la película de acción real de Disney, ‘Blancanieves’, Hadley Fraser, de 45 años, y Jake Wood, de 52 años, de la exitosa telenovela británica, ‘EastEnders’.
La intérprete de ‘Smile’ añadió: “No esperaba divertirme tanto como lo hice y, ya sabes, crear lazos tan estrechos con la gente que participaba… Fue una pasada”.
Lily, que en el pasado luchó contra una “confusión emocional” tras su separación del actor David Harbour, de 50 años, en 2024, admitió que se siente “mejor” cuando trabaja.
La cantante de ‘Everything’s Just Wonderful’ indicó: “Soy la mejor, la más divertida cuando estoy trabajando, en realidad”.
Lily, que en 2025 dijo que estaba tratando de ser “menos narcisista”, lleva dos semanas en las redes sociales y describió que se enfrentó a una oleada “muy fuerte” de “tristeza” y “soledad” después de abandonarlas.
La estrella incluso comparó su pausa en las redes sociales con “la abstinencia a las drogas”.
Lily, que vive en Nueva York con sus dos hijas, Ethel, de 13 años, y Marnie, de 12, que tiene con su ex marido Sam Cooper, de 47 años, señaló: “Creo que a principios de la semana pasada me sentía increíblemente deprimida, más de lo que me había sentido en meses. Estaba muy triste. Era como un tipo diferente de tristeza, pesadez, soledad, lo que sea. Y entonces me di cuenta, tal vez, esto es porque no estoy llenando los vacíos con el desplazamiento. De repente tengo este tiempo para reflexionar, o, ¿sabes lo que quiero decir? Porque no tengo mucho que hacer aquí en Nueva York durante el día. Hago varios recados, preparo la comida para las niñas cuando vuelven del colegio, quedo con gente para comer y soy muy activa en mi recuperación. Pero en términos de trabajo, no hay mucho que hacer. Así que supongo que me encuentro sentada en Instagram y haciendo scroll, o siendo narcisista y posteando y leyendo mis respuestas a mis… obteniendo esa dosis de dopamina. Y no lo he tenido durante casi dos semanas. Y creo que me hizo inicialmente muy triste. Creo que tenía síntomas de abstinencia de la misma. Fue horrible. Quiero decir, realmente me sentía como si me estuviera retirando de las drogas o algo así. Era una locura. Pero tardé un minuto en pensar: ‘Oh, sí, probablemente sea eso'”.
A Lily Allen le ‘atrae el peligro y el miedo’ a hacer cosas nuevas
