La actriz, de 57 años, interpreta en este thriller erótico a la jefa ejecutiva Romy, casada con Jacob (Antonio Banderas) pero que tiene una aventura con su becario, Samuel (Harris Dickinson), y se sintió atraída por el proyecto en cuanto leyó el guión porque era apasionante.
A Nicole Kidman le “excitó” el guión de ‘Babygirl’.
La actriz, de 57 años, interpreta en este thriller erótico a la jefa ejecutiva Romy, casada con Jacob (Antonio Banderas) pero que tiene una aventura con su becario, Samuel (Harris Dickinson), y se sintió atraída por el proyecto en cuanto leyó el guión porque era apasionante.
Según declaró a la revista británica HELLO! británica: “Leí el guión y me pareció divertido, pero también me excitó. Me encantó que nunca supiera lo que iba a pasar a continuación y que nada fuera lo que parecía a medida que se iba desvelando”.
Nicole admitió que se agotó con las escenas de sexo de la producción, escrita y dirigida por Halina Reijn, aunque todo se hizo en un “lugar seguro”.
Dijo: “Hubo mucha exposición y simplemente estar con Harris y Antonio, así como con Halina. Realmente era un cuarteto, porque todos estábamos juntos en esto y había una enorme cantidad de intercambio y confianza y luego frustración. Hubo momentos durante el rodaje en los que pensaba: ‘¡No quiero volver a tener un orgasmo! ¡No te acerques a mí! ¡Odio hacer esto! Me da igual que no me vuelvan a tocar en mi vida, ¡ya lo he superado! Estaba tan presente todo el tiempo, que era casi como un agotamiento. Pero lo fantástico es que la intimidad que se crea juntos te permite sentirte en un lugar seguro”.
Nicole no cree que hubiera podido hacer la película sin el apoyo de Halina.
Así lo indicó: “Trabajar con una mujer que sabe actuar es fabuloso. Yo diría: ‘Halina, hazlo por mí. Cuéntamelo’. Ella puede darte una idea de lo que piensa porque lo ha escrito, lo conoce y es profundamente personal, así que tienes esta guía extraordinaria… No creo que hubiera podido hacerlo con un [director masculino]. La única forma de hacerlo era con Halina, porque las dos nos sentábamos y hablábamos de muchas cosas -y seguimos haciéndolo- que son secretas y vulnerables, pero seguras. No había nada que fuera demasiado duro, sólo días en los que era demasiado, si eso tiene sentido”.