Brad Pitt rindió homenaje a su madre semanas antes de su muerte

El actor de F1 quedó devastado por el fallecimiento de su madre, Jane Etta Pitt, consejera escolar jubilada, a los 84 años.

Brad Pitt rindió homenaje a su madre semanas antes de su muerte.

El actor de F1 quedó devastado por el fallecimiento de su madre, Jane Etta Pitt, consejera escolar jubilada, a los 84 años el miércoles (06.08.25).

Ahora se supo que Brad, de 61 años, expresó públicamente su afecto por ella durante una entrevista en el programa Today en junio, mientras promocionaba su nueva película F1.

Al hablar con la presentadora Savannah Guthrie, sonrió radiante mientras se dirigía directamente a su madre.

“Tengo que saludar a mi mamá porque ella te mira todas las mañanas”, dijo Brad, antes de saludar a la cámara con una amplia sonrisa.

Luego añadió: “Para Jane Pitt. Te quiero, mamá”, y le lanzó un beso.

Jane nació en Memphis, Tennessee, en 1940, y más tarde se convirtió en maestra de escuela primaria.

Conoció a su esposo, William Alvin Pitt, mientras ambos estudiaban en la Universidad Bautista de Oklahoma. La pareja crio a sus tres hijos —Brad, Doug y Julie— en Springfield, Misuri, donde Jane trabajaba como consejera escolar.

Un obituario obtenido por Springfield News-Leader describe la vida temprana de Jane y su dedicación a su familia.

Además de Brad, le sobreviven William, de 85 años, sus otros dos hijos y 14 nietos.

En la misma entrevista de Today, Brad dijo: “Es muy gracioso porque siempre la pintan en los tabloides como una diablesa, pero no hay ni una pizca de malicia en ella”.

Continuó diciendo: “Ella es muy abierta, genuina y quiere que todos sean felices”.

Sydney Pitt, de 24 años, nieta de Jane e hija del hermano menor de Brad, Doug Pitt, confirmó el fallecimiento de su abuela en una publicación compartida en las redes sociales.

“Aún no estábamos listos para que te fueras, pero saber que finalmente eres libre de cantar, bailar y pintar nuevamente lo hace un poco más fácil”, escribió Sydney.

Añadió: “Si conocías a la abuela, sabías que tenía un corazón enorme. Se preocupaba profundamente por todos y por todo, sin hacer preguntas.

“Ella me enseñó a pintar, a ser fuerte, a liderar con amabilidad, a amar a Jesús en todo y a encontrar alegría en las cosas más pequeñas. Ella inventaba los juegos más tontos solo para hacernos reír, y creía en la justicia, en poner a los demás primero y hacer el bien simplemente porque era lo correcto. No había límites para el amor que ella daba, y todos los que la conocieron lo sintieron. No sé cómo seguiremos adelante sin ella. Pero sé que sigue aquí en cada pincelada, en cada gesto amable, en cada colibrí. Era amor en estado puro”.

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